Por
la ventana se asoma el jarrón de flores que diariamente ella coloca como un
ritual, como una ofrenda, como un ruego…
Descorre
levemente la cortina y sin que nadie la vea, observa en silencio, el pasar de
la vida por la calle. Pierde la noción del tiempo en su rutina.
Se
sienta en el sillón de siempre y lee la misma novela una y otra vez. La que él
escribió hace tanto… Sonríe con nostalgia al recordar que ella es la
protagonista. Él le había prometido ese regalo y cumplió.
Cada
tanto, levanta la vista de las páginas gastadas por el llanto y mira por la
ventana. Quisiera abrirla de par en par y gritar su nombre, suplicarle que
vuelva, susurrar un perdón.
El
dolor y la impotencia la ahogan en el silencio.
Y
como en el final del libro que él le escribió, ella espera. Espera
detrás de la ventana el regreso que jamás ocurrirá.
Fotografía: ChronosFeR
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