A un metro de distancia de mi sangre
derramada por la locura de no ver
que ocurriría después,
traigo a la memoria incalculada
y tramposa de mi ser,
la triste mentira que a la luz
sale y desnuda la certeza
de no ser.
Mejor intentaré un sueño
que en la noche destruya las fantasías y mentiras que
sueño en el día. Y a iluminar
con la mirada puesta en el atrás
la insoportable sensación de ser.
¿Qué?
Pues eso, nada, nada más que nada. Y basta.
A otra parte con esa historia.