Tiempo
para encontrar entre las horas perdidas, un instante preciso, único,
irrepetible.
Alejar
la monotonía y que brille con insistencia el momento imaginado. Protegerlo con
el cuerpo y el alma para que se haga presencia tan ansiada.
Escuchar
esos sonidos casi imperceptibles que en la distancia, parecen música.
Dejarse
llevar por esas luces tenues que anuncian el fin del atardecer y el comienzo de
una nueva noche plena…
Y
que sea aquí, y que sea ahora…