Más de mil
pares de ojos
me miran.
Yo no los
veo,
solo
escucho
el
pestañear incesante
y repetido.
Me están
mirando
y yo, que
siempre
escapo a
las miradas indiscretas,
me escondo
detrás
de mis
propios ojos.
Y como los
cierro
ya no puedo
observar
que hay más
de
mil pares
de ojos
que me
miran.
Una vez más
he logrado
engañar
a todos.