Siento
un golpe seco en las entrañas. Igual que la sensación de la muerte cuando está
frente a nosotros. El dolor se apodera de la mente y todo parece ajeno y
distante.
Entonces
me vienen a visitar los fantasmas que se hicieron ángeles o demonios porque yo
quise. No pueden protegerme ni lastimarme, ya lo sé. Solo me recuerdan su presencia y dan sentido a mi existencia.
Algunos
me visitan mientras duermo inventando historias increíbles.
Otros,
los que más amé están ahí todo el tiempo, aunque no piense en ellos.
Y
hay fantasmas, que dan vueltas intentando atrapar mi atención y solo consiguen
que imagine su desaparición.
En
fin... Son presencias deseadas o inevitables. Solo confirman que por o a pesar
de ellos, yo estoy aquí, vivita y coleando…