Escritor argentino (1914 – 1984)
Aplastamiento de las gotas
Yo no sé, mira, es terrible como
llueve, llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con
goterones cuajados y duros, que hacen PLAF y se aplastan como bofetadas uno
detrás de otro, que hastío, ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la
ventana, se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos
apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se
cae. Esta prendida con todas las uñas no quiere caerse y se la ve que se agarra
con los dientes mientras le crece la barriga, ya es una gotaza que cuelga
majestuosa, y de pronto zup , ahi va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en
el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se
entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran, me parece ver la
vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose, y el grito que las
emborracha en esa nada del caer y aniquilarse.
Tristes gotas, redondas inocentes
gotas, adiós gotas. Adiós.
Instrucciones para subir una escalera
Nadie habrá dejado de observar que
con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo
recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a
este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en
espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y
poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la
horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón.
Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un
tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la
escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas
o pintorescas, pero incapaces de transladar de una planta baja a un primer
piso.
Las escaleras se suben de frente,
pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud
natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la
cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños
inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente.
Para subir una escalera se comienza
por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre
en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón.
Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se
recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no
ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie,
se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste
descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños
son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La
coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación.
Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo
peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el
final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón
que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.