Como al descuido y sin apuro
transita la distancia a pie
y sin resguardos,
asoma a su mirada ingrata y
desafiante
los restos de su andar
vueltos camino.
Deshace entre sus dedos su
cerebro
y con los restos
inventa pensamientos;
solo una o dos ideas
han quedado al descubierto
lo demás, es desperdicio.
Y tras haberse quedado
contemplando las ruinas
de su historia,
negocia el presente:
se declara en retirada.