Al calor del fuego
familiar de la cocina,
el afuera se diluye
en hielo amargo.
Compartir el pan
recién horneado,
es gratitud en
manos bendecidas.
No hacen falta
palabras,
el silencio es oración
y ruego cotidiano
en cada hogar
amanecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario