Escritor español (1864 – 1936)
Desde mi cielo a despedirme llegas
fino orvallo que lentamente bañas
los robledos que visten las
montañas
de mi tierra, y los maíces de sus
vegas.
Compadeciendo mi secura, riegas
montes y valles, los de mis
entrañas,
y con tu bruma el horizonte empañas
de mi sino, y así en la fe me
anegas.
Madre Vizcaya, voy desde tus brazos
verdes, jugosos, a Castilla enjuta,
donde fieles me aguardan los
abrazos
de costumbre, que el hombre no
disfruta
de libertad si no es preso en los
lazos
de amor, compañero de la ruta.
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