domingo, 20 de mayo de 2018

Conversaciones privadas II





Una caricia lo golpea bruscamente
y todo su cuerpo se sacude
inmóvil y tieso;
devuelve la mirada sutilmente
con esos ojos vacíos y sin vida.

Anda escapándole a su sombra
que lo sigue adelante,
guiando el rumbo. No sabe
que en la noche es aún
más cierta su presencia.

Y con gritos sordos, casi mudos
implora a su conciencia
más respeto. No es prudente
ni atinado confesarse
la verdad de lo mentido.