jueves, 31 de mayo de 2018

Campo estrellado





Cuando las estrellas
parecen esconderse
en la oscuridad
de la noche apagada,
se distinguen las luces
fabricadas de la ciudad.

Son potentes, invencibles
nada las hace dudar.
Construidas con cuidado
parecen enceguecer
la mirada altanera
de quien todo sabe entender.

Por eso el campo que es sabio
espera con calma y placer
al que valora y disfruta
de cielos, constelaciones,
de noches con estrellado perfume
y de la gloria al anochecer.







miércoles, 30 de mayo de 2018

Encuentro





Las luces tenues
acompañan
tus pasos hacia mí.

En la penumbra
de los días
se hace más clara
la caricia urgente,
la mirada cómplice,
el silencio compartido.

Entre murmullos
que llegan desde lejos,
nuestras voces
callan lo furtivo
apagan estrategias
desarman intenciones.

Es claro y es potente
el ansiado momento
del encuentro.
Solo dos cuerpos
que arrebatan
al tiempo,
la eternidad
en un instante.




martes, 29 de mayo de 2018

Pedazos





Me voy a ahogar
en un mar de cerebros
y mis ojos van a asomar
entre la masa de materia gris
y sedimentos.

Y en tanta cáscara vacía
de ahuecados pensamientos
arrastraré mi mano
y encenderé la luz
del pavimento.

Ando buscando
entre tanto,
la pesada espalda que cargará
mi espanto
arrepentida ya de hurgar
mis sentimientos.

Tendrá prisa quien
atine a descifrar
el misterio y corra,
corra contra el tiempo
y su propia memoria
de lamentos.





domingo, 27 de mayo de 2018

Tregua





A un paso de su mente
entre silencios
y oscuras melodías,
encontrará naufragios
de palabras y lamentos.

Se acallarán las voces
repetidas y con furia,
para anunciar la tregua
ya acordada
en juramento.

Pausa a la desolación
y la temida ausencia
que invadirá
rincones acallados
con un beso final y en retirada.




sábado, 26 de mayo de 2018

Trampas





Más de mil pares de ojos
me miran.
Yo no los veo,
solo escucho
el pestañear incesante
y repetido.
Me están mirando
y yo, que siempre
escapo a las miradas indiscretas,
me escondo detrás
de mis propios ojos.
Y como los cierro
ya no puedo observar
que hay más de
mil pares de ojos
que me miran.

Una vez más 
he logrado engañar
a todos.





viernes, 25 de mayo de 2018

Mi refugio





Descubrir la verdad
solo al mirarte.
Entender sentidos
cuando hablas.
Calmar temores
en tus brazos.
Esconder las dudas
en tu certeza.
Contemplar la sencillez
en un beso a tiempo.
Atesorar tu recuerdo
cuando sueño.

Y saber que tu regreso es el refugio donde el temor ya no viaja… Ha quedado en la orilla perdida de mi mente.





jueves, 24 de mayo de 2018

Andando





Y el Gran Hombre abrió
su capa, majestuoso.
Y descorrió la luna
que ensombrecía el día.
Y pudieron asomar
de tanto en tanto, milagrosas
profecías
que Él decía.

Y a Él venían los poderosos
para calmar su paz
y conjurar miserias.
Y a Él  llegaban los moribundos
clamando tiempo,
robando esperas.

Y el Hombre Grande,
espacio en obra,
siempre en cadenas,
siempre anunciando,
roba palabras,
enhebra inventos,
los va cayendo,
se van en manos.




miércoles, 23 de mayo de 2018

martes, 22 de mayo de 2018

Espacio y tiempo…




... O de cómo hacer para atrapar un espacio ilimitado en un tiempo infinito.



Tengo tres segundos
para gritar un nombre.
Acabo de perder dos
en recordarlo.
El que me queda,
lo ocupo en olvidarlo.


Ya no me quedan
tres segundos
sólo tengo el nombre
pero sin tiempo.
¿ A qué retenerlo ?
No podría siquiera
empezar a nombrarlo.
Es mejor que en este
tiempo vacío
me dedique a
escribirlo.

Tal vez en el espacio
sin momentos,
sea más claro
apresarlo.






lunes, 21 de mayo de 2018

La cogida y la muerte



Federico García Lorca  
Escritor español  (1898 – 1936)





A las cinco de la tarde. 
Eran las cinco en punto de la tarde. 
Un niño trajo la blanca sábana 
a las cinco de la tarde. 
Una espuerta de cal ya prevenida 
a las cinco de la tarde. 
Lo demás era muerte y sólo muerte 
a las cinco de la tarde. 

El viento se llevó los algodones 
a las cinco de la tarde. 
Y el óxido sembró cristal y níquel 
a las cinco de la tarde. 
Ya luchan la paloma y el leopardo 
a las cinco de la tarde. 
Y un muslo con un asta desolada 
a las cinco de la tarde. 
Comenzaron los sones de bordón 
a las cinco de la tarde. 
Las campanas de arsénico y el humo 
a las cinco de la tarde. 
En las esquinas grupos de silencio 
a las cinco de la tarde. 
¡Y el toro solo corazón arriba! 
a las cinco de la tarde. 
Cuando el sudor de nieve fue llegando 
a las cinco de la tarde 
cuando la plaza se cubrió de yodo 
a las cinco de la tarde, 
la muerte puso huevos en la herida 
a las cinco de la tarde. 
A las cinco de la tarde. 
A las cinco en Punto de la tarde. 

Un ataúd con ruedas es la cama 
a las cinco de la tarde. 
Huesos y flautas suenan en su oído 
a las cinco de la tarde. 
El toro ya mugía por su frente 
a las cinco de la tarde. 
El cuarto se irisaba de agonía 
a las cinco de la tarde. 
A lo lejos ya viene la gangrena 
a las cinco de la tarde. 
Trompa de lirio por las verdes ingles 
a las cinco de la tarde. 
Las heridas quemaban como soles 
a las cinco de la tarde, 
y el gentío rompía las ventanas 
a las cinco de la tarde. 
A las cinco de la tarde. 
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! 
¡Eran las cinco en todos los relojes! 
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!





La sangre derramada




Federico García Lorca 
Escritor español  (1898 – 1936)




¡Que no quiero verla! 

Dile a la luna que venga, 
que no quiero ver la sangre 
de Ignacio sobre la arena. 

¡Que no quiero verla! 

La luna de par en par. 
Caballo de nubes quietas, 
y la plaza gris del sueño 
con sauces en las barreras. 

¡Que no quiero verla! 

Que mi recuerdo se quema. 
¡Avisad a los jazmines 
con su blancura pequeña! 

¡Que no quiero verla! 
La vaca del viejo mundo 
pasaba su triste lengua 
sobre un hocico de sangres 
derramadas en la arena, 
y los toros de Guisando, 
casi muerte y casi piedra, 
mugieron como dos siglos 
hartos de pisar la tierra. 

No. 
¡Que no quiero verla! 

Por las gradas sube Ignacio 
con toda su muerte a cuestas. 
Buscaba el amanecer, 
y el amanecer no era. 
Busca su perfil seguro, 
y el sueño lo desorienta. 
Buscaba su hermoso cuerpo 
y encontró su sangre abierta. 
¡No me digáis que la vea! 
No quiero sentir el chorro 
cada vez con menos fuerza; 
ese chorro que ilumina 
los tendidos y se vuelca 
sobre la pana y el cuero 
de muchedumbre sedienta. 

¡Quién me grita que me asome! 
¡No me digáis que la vea! 

No se cerraron sus ojos 
cuando vio los cuernos cerca, 
pero las madres terribles 
levantaron la cabeza. 
Y a través de las ganaderías, 
hubo un aire de voces secretas 
que gritaban a toros celestes 
mayorales de pálida niebla. 
No hubo príncipe en Sevilla 
que comparársele pueda, 
ni espada como su espada 
ni corazón tan de veras. 
Como un río de leones 
su maravillosa fuerza, 
y como un torso de mármol 
su dibujada prudencia. 
Aire de Roma andaluza 
le doraba la cabeza 
donde su risa era un nardo 
de sal y de inteligencia. 
¡Qué gran torero en la plaza! 
¡Qué buen serrano en la sierra! 
¡Qué blando con las espigas! 
¡Qué duro con las espuelas! 
¡Qué tierno con el rocío! 
¡Qué deslumbrante en la feria! 
¡Qué tremendo con las últimas 
banderillas de tiniebla! 

Pero ya duerme sin fin. 
Ya los musgos y la hierba 
abren con dedos seguros 
la flor de su calavera. 
Y su sangre ya viene cantando: 
cantando por marismas y praderas, 
resbalando por cuernos ateridos, 
vacilando sin alma por la niebla, 
tropezando con miles de pezuñas 
como una larga, oscura, triste lengua, 
para formar un charco de agonía 
junto al Guadalquivir de las estrellas. 
¡Oh blanco muro de España! 
¡Oh negro toro de pena! 
¡Oh sangre dura de Ignacio! 
¡Oh ruiseñor de sus venas! 

No. 
¡Que no quiero verla! 

Que no hay cáliz que la contenga, 
que no hay golondrinas que se la beban, 
no hay escarcha de luz que la enfríe, 
no hay canto ni diluvio de azucenas, 
no hay cristal que la cubra de plata. 

No. 
¡¡¡Yo no quiero verla!!!





domingo, 20 de mayo de 2018

Conversaciones privadas II





Una caricia lo golpea bruscamente
y todo su cuerpo se sacude
inmóvil y tieso;
devuelve la mirada sutilmente
con esos ojos vacíos y sin vida.

Anda escapándole a su sombra
que lo sigue adelante,
guiando el rumbo. No sabe
que en la noche es aún
más cierta su presencia.

Y con gritos sordos, casi mudos
implora a su conciencia
más respeto. No es prudente
ni atinado confesarse
la verdad de lo mentido.




sábado, 19 de mayo de 2018

Conversaciones privadas I





Como al descuido y sin apuro
transita la distancia a pie
y sin resguardos,
asoma a su mirada ingrata y desafiante
los restos de su andar
vueltos camino.

Deshace entre sus dedos su cerebro
y con los restos
inventa pensamientos;
solo una o dos ideas
han quedado al descubierto
lo demás, es desperdicio.

Y tras haberse quedado
contemplando las ruinas
de su historia,
negocia el presente:
se declara en retirada.




viernes, 18 de mayo de 2018

¿Por qué no...?





Doy la bienvenida
al espíritu inquieto
que me atormenta
y me sacude;
al recuerdo que construye
mis historias y mis huellas;
al brillo de los ojos
que festejan y saludan
mi llegada;
al sonido de una voz
que vibra en parecida
sintonía;
al frío que entumece
y recorta mis rastros deslucidos;
al repiqueteo insensato
e incesante de las gotas
florecidas en la lluvia;
a la niebla de la noche
cuando todavía es día;
al perfume de una piel
acariciada a la distancia;
a la mano que retiene
con espanto otra mano
que se escapa;
a las huellas que regresan
después de un largo viaje;
a la tormenta que estalla
capturando en un abrazo
los destellos y visiones de la tierra.

¿Por qué no reconsiderar
entonces la posibilidad de morir,
si es poderosa
la urgencia de la vida?

¿Por qué no alucinar
instantes fabricados
en días de dolor y angustiosa
espera?

¿Por qué no dar tregua
al minuto de fracaso
y aventurar placeres
aún en la tristeza
del olvido?

¿De dónde viene entonces
este hincar los dientes
a los trozos esparcidos
de mi vida,
sino por escapar a la
huida final, definitiva?

Y mientras tanto
le doy la bienvenida
y lo celebro
al espíritu inquieto,
al recuerdo que construye,
al brillo de los ojos,
al sonido de una voz,
al frío que entumece,
a las gotas florecidas
de la lluvia,
a la niebla de la noche,
al perfume de una piel,
a la mano que retiene,
a las huellas que regresan,
a la tormenta que estalla,
a mi muerte... en cada instante de vida.








Sentimientos encontrados





La tormenta tiene miedo de la calma
su paciencia es infinita, dichosa su hora.
La calma siente piedad por la tormenta
tanta ira contenida para terminar en nada.

En el punto justo en que se encuentran
definen sus agallas, su fortaleza.
Descargando su brutal desesperanza
aliviando frustraciones y temores.




jueves, 17 de mayo de 2018

Cerca del mar




Teje la trama azul
de sus ojos marinos,
susurrando olas
muy lejos de la orilla.

Atrapa el viento
en su cabello tibio,
mientras el sol juega
escondidas con las nubes.

Y en la melodía de
húmedos acordes,
su paso se agiganta
eterno, invencible… El mar…







martes, 15 de mayo de 2018

Gratitud





Al calor del fuego
familiar de la cocina,
el afuera se diluye
en hielo amargo.

Compartir el pan
recién horneado,
es gratitud en
manos bendecidas.

No hacen falta palabras,
el silencio es oración
y ruego cotidiano
en cada hogar amanecido.