En
el silencio de los cuerpos arrebatados por el misterio de palabras perdidas
entre besos, se enciende la fragancia aterciopelada reflejada en los ojos
anhelantes que buscan en la mirada, el espejo que devuelva respuestas a tanta
pregunta callada.
Esas
voces nacen desde lo profundo y se ocultan sabiendo que el después es solo
ilusión. Una espera eterna de instantes confusos que aguardan la inclemencia de
horas perdidas entre batallas jugadas al azar por unas migajas de amor.
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