Piedra sobre piedra,
en la calle despoblada
de asombros y verdades,
se trituran uno a uno
los encuentros entre el sol
que se reseca y el viento
que se oprime.
Y a paso lento
como prolongando el aliento
como ilusionando instantes
como dibujando cielos
como anidando golondrinas,
pisa una a una
piedra por piedra
la calle de los sueños
de la que no volverá.
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