La tormenta tiene
miedo de la calma
su paciencia es
infinita, dichosa su hora.
La calma siente piedad
por la tormenta
tanta ira contenida
para terminar en nada.
En el punto justo en
que se encuentran
definen sus agallas,
su fortaleza.
Descargando su brutal
desesperanza
aliviando
frustraciones y temores.
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