Pájaros
sobrevolando el paisaje. Ese cielo que disfrutan, les pertenece. Sienten la
libertad de extender las alas y alcanzar el horizonte.
No
tienen prisa, no hay un recorrido previsto. Solo el placer de ser dueños de la
belleza.
La
luz del sol los guía en su viaje cotidiano. Los alienta a desafiar la
inmensidad, a descubrir su poderío, a cruzar los límites…
Y
cuando las sombras comiencen a cubrir el día, la intranquilidad del anochecer
anunciará el regreso.
Es
tiempo de volver al hogar.
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